jueves, 5 de agosto de 2010

Vicisitudes de un vegetariano

Un vegetariano es un bicho raro, un sujeto que causa una morbosa curiosidad, sobre todo cuando se sienta a la mesa, y ante un plato repleto de costillas de cerdo exclama: lo siento, no como carne. Las expresiones del manifiesto vegetariano suele hacerlas con voz bajita, casi que confesando un pecado. En el acto, los rostros de los comensales miran, sin asomo de discreción, al sujeto que acaba de hablar. Me ha pasado muchas veces, tantas que en algunas oportunidades prefiero decir que no tengo hambre, para evitar responder las típicas preguntas: ¿y por qué no comes carne?, ¿practicas alguna religión?, ¿lo haces por la salud? Inmediatamente después de las preguntas vienen los chistes y comentarios en torno a lo buena y sabrosa que es una parrilla; un pollo asado; un pato a la naranja, etc, etc, etc. Desde que decidí hacerme pezgetariana (de carnes sólo como pescado) supe que sería difícil, y desde entonces acostumbro a llevar una galleta o algunas frutas secas en mi bolso, por si acaso. Al principio mi madre apostaba a que rompía mi régimen en diciembre, época de hallacas, pero le gané la apuesta. Pasé mi primera navidad si comer ninguna hallaca de carne, y así ha sido desde entonces. Luego, ella se afanaba en preparar unos ricos pollos asados, e intentaba que el aroma me atrajera, como en las comiquitas, pero nada. Al poco tiempo se dio por vencida y poco a poco me la he ido ganando con platos que en otros tiempos eran inimaginables en su mesa.

Antes no cocinaba, era muy floja, ahora le he ido agarrando gusto a la cocina. Un día entendí que vegetariano que no cocina está condenado a comer mal o a pasar hambre; así que ya cocino, y no lo hago mal. Los que me conocen ya se han hecho a la idea de mi dieta, y cuando me invitan a sus casas tienen, mínimo, una ensalada. Para no sentirme tan sola en navidad me pongo a experimentar en la cocina, hasta el momento he hecho hallacas de vegetales con champiñones; hallacas de caraotas; y las recién bautizadas hallacas mediterráneas (queso, aceite de oliva, tomate, aceitunas negras, orégano, pimienta y sal). Éstas últimas han sido un éxito entre comensales carnívoros, y mis tías esperan en fila india una muestra de mis excéntricas hallacas.

Los que no tienen idea de cómo se puede vivir siendo vegetariano suponen que estos bichos raros se conforman con una hoja de lechuga o una papa cocida, y listo. No, la cosa es mucho más compleja. Digo que los vegetarianos tienen que ser creativos, y gracias a todos los dioses de la India los hindúes inventaron las especies. Cuando vivía en Santiago de Chile, y era época de cochayuyu (un tipo de alga comestible, es gruesa como una llanta de bicicleta), me servían platos inmensos de esa comida. Yo salía verde de comer tanta alga, tanto que la aburrí. El punto álgido ha sido compartir la mesa con comensales argentinos, para exagerar voy a decir que algunos muy carnívoros ponen una vaca entera en la mesa.

En una ocasión, y para ser buenitos conmigo, una familia argentina que me invitó a su casa se destacó en la preparación de un montón de ensaladas; pero ellos pretendían que me las comiera todas. Ni que fuera conejo, pensaba para mis adentros. Cuando iba al comedor universitario, al principio me detenía frente a la taquilla donde entregan los platos de comida, y exponía mi caso. Para los empleados del comedor yo era algo así como lo que los cubanos llaman un “caso social” (los ciegos, personas con discapacidad, etc). Poco a poco me fui ganando a una de las empleadas y cuando me veía venir preparaba una bandeja con trozos de patilla o de la fruta disponible. Eran tantos los trozos que hacían una ruma. Ella, una señora morena de brazos grandes, me veía como una muchacha que no se estaba alimentando bien; vamos a decirlo de otra manera: le daba cosita conmigo. Es más, vamos a dejarnos de eufemismos: me veía como a una muerta de hambre.

Ya son unos cuantos años siendo pezgetariana, y ya me sé todos los chistes y comentarios en torno a mi condición. Ya me acostumbré al color amarillo apio que me caracteriza. Tengo la suerte de que a mi perra Olivia también le gustan los vegetales y las frutas. Obviamente que ella tiene su comida concentrada, y cuando el resto de la familia come carne a ella se la da su ración, pero la loquita le da por comer rábanos, zanahorias, aceitunas, tomates y hasta ajos. Lo juro, un día mientras cocinaba se me cayó un ajo y ella lo agarró y se lo comió. Luego hice la prueba de darle otro ajo para ver qué pasaba, y la loca de mi perra se lo comió. La semana pasada estuvimos en casa de su hermanito Matías, y éste miraba con extrañeza cómo Olivia se llevaba una ramita de perejil a su hocico.

Hasta el momento no me ha hecho falta volver a mi antigua dieta de aves y carnes rojas, pero como no soy fundamentalista si algún día me provoca volver a mis viejas andanzas lo haré; pero por el momento voy bien con mis vegetales y demás menesteres. No soy completamente vegetariana porque me gusta el pescado, así de simple, sobre todo los mariscos.

Vivo en una ciudad con una buena producción agrícola, una ciudad bastante tolerante con los bichos veganos, vegetarianos, pezgetarianos, y mariguaneros. Acá hay casi igual número de restaurantes vegetarianos y de iglesias, lo cual es mucho decir si hablamos de un lugar conservador y católico. Tan tolerante es la ciudad con nosotros que hasta un popular sitio de comida rápida tiene en su menú hamburguesa vegetariana. En fin, escribo estas reflexiones a partir de una escena (que me gustó mucho y con la cual me sentí identificada) de la película Everything is Illuminated (Liev Schreiber, 2005) que a continuación les muestro.

Saludos y coman lo que quieran.


15 comentarios:

bicefalepena dijo...

Cuando lo cotidiano es noticia para los demás...
Un amigo dice que más vale comer dos veces que dar explicaciones... Veo que no siempre es así.
La pelicula está muy bien..
¡Ah!, y ¡que aproveche!

Gustavo Solórzano-Alfaro dijo...

Soy carnetariano, así que me abstengo de opinar, hacer chistes, apologías de la carne o diatribas contra las legumbres, en cuyo caso, como las ovejas de Les Luthiers (la referencia a la oveja no tiene nada que ver con la carne) me limito a guardar un respetuoso silencio.

Sobre la escena: de antología.

Saludos

Carolina dijo...

Sí, Bicefalepena, a eso yo le llamo chisme de pasillo. En cuanto a tu amigo: debe estar muy gordo.
Saludos.
Asterión:
JAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJA.
No, vale, puedes hacer un chiste con costillitas de cerdo, no me molesto. Los carnetarios también tienen derecho.

Gabriel Payares dijo...

Calo, ¿qué tiene que ver el color amarillo apio con la dieta pezgetariana, por curiosidad?

Víctor dijo...

Yo tengo por norma casi infranqueable el que siempre haya algún animal de muerte más o menos reciente en mi mesa. Es asunto ritual, cerca de lo supersticioso. Por eso mis mejores amigos son vegetarianos: yo jamás les pregunto por qué no comen carne, más bien les pregunto si se van a comer la carne. Por otro lado, no soy vegetariano porque no me gusta la comida artificial o sintética: chicharrones de vegetal, carne de soya, hamburguesas de berenjena. Allí si soy naturista: hamburguesa de res a punto medio, por ejemplo, como es natural. Por último, creo que te confundes una cosa es la savia, la sabia y la "Everything is Illuminated" que motivó tu nota: no hay que comer verde para ser más sabia o iluminada.

BLUEKITTY dijo...

Como argentina, te diré que es cierto, la mayoría de los argentinos somos carnívoros como mantado nacional. Es algo que asociamos con nuestra historia y realidad.
Pero he conocido muchos vegetarianos y hasta veganos. Este último es amigo de mi chico y suele venir SIEMPRE a los asados que hacemos en casa de otro chico. Le ponemos verduras en el asador exclusivamente para él. Durante toda la noche, se hacen bromas sobre los vegetarianos y se habla de lo rico que es un asado y lo impensable de comer una verdura cuando hay carne en el asador. En el momento que las verduras están listas, todos quieren probar! Jajajajaj
Descubrí que me gusta mucho las cebollas al asador.

bertha díaz dijo...

la primera vez que caigo en tu blog, resulta que lo más reciente de lo que hablas es del vegetarianismo: soy vegetariana desde que nací, así que casi me sé de memoria todas las bromas entorno a nuestra alimentación.
una anécdota: cuando era chica, mis primos -también vegetarianos- adoptaron un gato que enseguida asumió caprichosamente el régimen. el pobre felino murió tras intoxicarse luego de comer un pájaro.
cada quien debe seguir lo que su naturaleza le dice, ¿no? saludos. lindo blog.

Carolina dijo...

Gabriel: el color del apio y la lejana china. ¡Zas!
Víctor: Eres un ser demasiado inteligente. Los más encumbrados carnívoros deberían seguir tu ejemplo. Es que eso de preguntar a un vegetariano "si se va a comer la carne" es un tiro al piso, una genialidad, algo que habla muy bien de tu capacidad de sobrevivencia en caso de exterminio cabimero. ¡Eres grande, Víctor, grande! Y ya no te jalo más...
Kitty: Me imagino a tu amigo en medio del asado. El resto comiendo aquellos trozos de carne jugosa, los embutidos y tomando grandes copas de vino, y tu amigo con una berenjena asada y escurrida... Es que por esa escena y otras tantas damos risa, somos unos bichos raros.
He estado en esos asados, que para ustedes es casi un ritual religioso y patrio. Podría decir que la carne que no me como me la bebo en vino....
Ah, por cierto, los pimientos asados también quedan bien :)
Saludos, queridos carnívoros.

mario skan dijo...

Los argentinos somo locos por los churracos y las tiras de asado, no lo dudes, pero los fines de semana. Se publicó un relevamiento que indica que se come más pastas que carne, obvio, la carne está cara para la gran mayoría.
En realidad eres 3/4 vegetariana, el pescado es un buen plato, sobre todo rebosado en pan rayado y huevo acompañado con una buenas cervezas heladas y que me dices de los brocolis con queso crema o de los souffle de acelga, zapallito...
Y de las personas cargosas que preguntan por qué comes esto o por qué lo otro, un gran dedo para ellos, si señor.

saludos caro

Edu dijo...

Yo no digo nada sobre los vegetarianos, al fin y al cabo casi soy uno. Digo casi porque mi dieta consiste en lo que me ofrezcan, ya sea carnes o vegetales. Eso sí, la única exigencia para ambos casos es que estén bien preparados y que estén muy buenos; y como Mafalda, le huyo a la sopa, tanto así que la uso como una mala palabra. La pelí, por cierto, es un vacilón de cabo a rabo, pero esa escena en específico, deja ver cómo la gente mira a los vegetarianos, como si fueran bichos raros o estuvieran contagiados de una enfermedad mortal. Saludos.

Carolina dijo...

Amiga Berta, qué gato tan excéntrico, y que adulterado debió estar ese pajarito para causarle la muerte al gatito; aunque lo lamento por la muerte del felino no dejó de causarme gracia tu comentario.
Bienvenida, y pasa cuando quieras.
Mario, Mario, Mario, ya me dio hambre tu comentario, pero sobre todo: me dieron ganas de tomar cerveza a pesar de que afuera llueve y hace un poco de frío. ¿Debería tomarme un té, verdad? No, sale una cerveza.
Edu, definitivamente tu dieta es democrática y hay que defenderla. Podríamos llamarla la dieta del "todo vale" o "vale todo", el orden lo pones tú.

Bueno, mis queridos todos, la paso muy bien compartiendo con ustedes, pero ahora me iré a tomar una cerveza. ¡A la salud de ustedes, y sobre todo del gran Mario por sus grandes ideas!

Lulu dijo...

Meramente por una rabieta al momento de escoger la comida de un menú (en un restaurante en Las Mercedes, en Caracas) escribí hace tiempo este post:

http://bailandohacialaluz.blogspot.com/2009/04/living-la-vida-veggie.html

Quizás, leerlo, termine de completar algunos puntos de tu exposición y, faltaba más!, reconfirmar otros que tú presentaste.

La peli, por cierto, me pareció divertidísima... tendré que verla.

Llegué por tropezones a tu blog, pero estuvo interesante la visita!:D

Carolina dijo...

Señorita Lulu: Acabo de leer tu manual y creo que debemos pedir indemnización por discriminación y maltrato psicológico y digestivo.
Saludos.

RebecaTz dijo...

Gracias por compartirlo, Carolina, quizá un día te animes con una entrada de recetas; por lo pronto busqué alguna imagen de las hallacas (son muy parecidas a nuestros tamales).
Tengo que ver esa película.
¡Abrazos!!

Germán Hernández dijo...

Yo lo admito, soy muy carnívoro, no puedo ni imaginarme la vida sin carne, en especial rojas...

Afortunadamente nunca he tenido problema con mis amistades vegetarianas y viceversa. Nos tenemos repetuo mutuo...

Quizás la única cosa experiencia negativa fue con una amiga muy veligerante que pensaba que todo mundo tenía que hacer lo que ella: era ovolactovegetariana, algo así como vegetariana que consume huevos y productos lácteos...

Y me encanta saber lo de tu perrita, porque una de mis gatitas es así, adora comer todo tipo de vegetales, especialmente frutas, los animalitos tienen siempre singularidades así...

Y para no abusar del espacio, que bueno que te gustan los mariscos... pues yo los adoro también, así que no hay inconveniente en compartir la mesa alguna vez

Saludos!!!!!!