lunes, 20 de octubre de 2008

La mueca

Mi perra Manchita murió en mis brazos. El pequeño cuerpo de mi perrita entumeciéndose en mis manos, los ojos vidriosos con la pupila apagándose, la mirada seca, sin vista. Un cuerpo querido que de pronto se vuelve rígido y extraño y que se convierte en cadáver y deja de ser el cuerpo de mi perra para ser un cuerpo cadáver. Una mosca que merodeaba cerca de sus ojos que se ahogaban y yo echándola para que se fuera, para que no la molestara. Manchita muriendo en mis brazos y yo llorando como lloran los niños.
No era un perro, era la cara de la muerte. Una cara en forma de mueca dura y ajena, alguien a quien no reconoces, algo que asusta, que te hace llorar y que te destroza el corazón. No era un perro, era la muerte. La muerte es siniestra. Es una mirada hueca, ausente, lejana. Es el cuerpo que se entumece y no reconoce tus lágrimas, tu dolor, tus quejidos. Es la sombra cuando tú no quieres que llegue la noche. La muerte es el silencio cuando llamas a alguien y nadie responde.
Carolina Lozada

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un tiempo escribí un poema, a raíz de la muerte de un hermano de mi mejor amigo. Nadie lo ha leído nunca, ni él. Al final lo saqué de un poemario y lo guardé. Aquí te dejo una estrofa, porque solo así puedo dialogar ocn tu texto.

La palabra es un vacío
alrededor de la muerte.
La palabra es un vacío.
La muerte una palabra.

Carolina dijo...

Gustavo:
Gracias por dejar tus versos por estos tejados. Ahora dime, ¿qué hiciste con el resto? Trae todo, que no se quede nada.
Otra vez, gracias

Gustavo Valle dijo...

Un cadáver es la cosa más misteriosa de este mundo. Está sin estar, ¿dónde está?, ¿ya se fue?, es una prestidigitación perfecta y no lo podemos creer, es realmente increíble, el auténtico fantasma. Por eso siempre me ha conmovido, y mucho, aquellla historia de la viuda de Chejov, que decidió pasar toda la noche, completamente sola, junto al cadáver de su marido.
Saludos

Carolina dijo...

Un cadáver es un intruso, un invasor, un desconsiderado. Un cadáver es silencio, rígido silencio.
Saludos, Gustavo, y bienvenido a los tejados