Uno se acuesta y no sabe con qué tipo de noticias puede despertar. Para quienes vivimos en Venezuela, es habitual despertar con alguna nueva locura del emperador llanero; locuras que cada día nos avergüenzan más y nos hacen seres habitantes de un universo kafkiano, Made In Tropical. Otras veces, como el sábado pasado, despertamos con temblores lejanos. Cuando me enteré del sismo chileno, las imágenes de Santiago se me vinieron encima; viví un tiempo en esa ciudad. Chile me dio los trenes que nunca tuve en la infancia, me mostró las azoteas de Valparaíso y me regaló una gata cariñosa y callejera, que me siguió los pasos en una tarde, con el polen de la primavera. A la gata le puse Julita; con ella viví un temblor y algunas nostalgias. El sábado pensé en ella, y también en un hombre de origen ruso, a quien, él sabe, quise mucho.
Ayer supe de ellos: están vivos, habitantes de una ciudad de escombros. Me cuentan que Julita sigue asomada en la ventana, como siempre le ha gustado hacerlo. Desde la ventana, la gata observa la ciudad arruinada, estremecida.
Hoy desperté con otra noticia, mucho más lejana. Me escribió Maja, una mujer polaca, para darme la buena nueva de que uno de mis cuentos será traducido a la lengua de Varsovia. Me alegré mucho, Polonia siempre ha sido uno de mis imaginarios literarios favoritos.
Ahora, no sé por qué les cuento esto. En principio pensaba escribirles para darles la noticia de mi cuento polaco. No sé, tal vez les conté lo de arriba porque afuera llueve, porque Julita sigue asomada a la ventana y porque espero que vea cómo las casas vuelven a levantarse y cómo los trenes vuelven al sur desde la legendaria Estación Central.
Ilustración: "Tren al sur", Tomás Ives
7 comentarios:
"Chile me dio los trenes que nunca tuve en la infancia". Hermosa frase.
Y por supuesto, felicitaciones mil por la traducción de tu relato.
Saludos
Como siempre, se me olvida: excelente rediseño del tejado. La foto está buenísima.
Gustavo, la foto es de Lee Miller, te copio los datos: Women with fire masks, Downshire Hill, Londres, 1941.
A mí también me gusta, sobre todo esa cosa entre lo cotidiano, y al mismo tiempo, glamoroso y futurista.
En cuanto a los trenes, en principio era un correo, pero al rato se me escapó para los tejados.
Lo de Polonia me tiene contenta ;)
Bueno, Gustavo, espero que tu ánimo marche con buen pie. Poco a poco, muchacho.
Enhorabuena por la traducción del relato y por esos recuerdos maravillosos de Chile.
¡Saludos!
Gracias, Andromeda.
Carolina: arquitectura nueva de diseño copado para montar tus relatos, en este caso medio melancólico y otro tanto: buenas nuevas. Te felcito por la traducción al polaco.
Anduve por Chile hace un tiempo largo, recorrimos la zona del desastre de mochilero, hermoso país, verde,sinuoso. El puente de Concepción es tan largo como ninguno de la patagonia ( digo bien ? )
saludos Carolina
Ariadna: gracias.
Mario: pues sí, este post rompió con la sordidez anterior. Julita me enterneció.
Saludos, amigos.
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