
Ya salió el volumen 10 de @lasmalasjuntas, pueden pasar cuando quieran. Invitan Mafio y sus mafiosos.
Carolina Lozada
"Es que no la soporto, cada vez que la escucho siento que me taladra la cabeza". La caries refiriéndose a la fresa del odontólogo.
"Comprendo tu estrés, te toca fingir, aunque estés mal. A mí me toca decirle a todos: Me gusta". Conversación entre Like y Smiling Face.
Estaba ebria en el bar y miraba la nueva tecnología con amargura. Marcó una canción de La Lupe y dijo: Yo también fui moderna. La rockola.
"A veces me siento como un inútil, como un plato de segunda mesa. Muchas veces ni siquiera acuden a mí, me dejan de lado". El Plan B.
Harta de recibir tantos golpes, la pelota serruchó al bate. Nunca más, le dijo, mientras veía volar las astillas.
"No soporto más esta presión, estoy que reviento". El maíz de cotufa.
"Es talentoso y moderno, pero habla mucho, su perorata es cansona. No llegará lejos con esa actitud". El cine mudo cuando conoció al sonoro.
Debería salir, tomar un poco de aire, eso es saludable". El Doctor. "Preferiría no hacerlo". Gadafi. Reinterpretación de un clásico.
"Mi jefe me explota, trabajo horas extras, por eso no puedo dormir. El sueldo no me da ni para el alquiler, vivo en una caja". Cesare.
"¿Por qué será que últimamente nadie me visita? ¿Será que debo cambiar la decoración, abrir un poco las ventanas?" El Conde Orlock.
"Ay, sí, ahí está ella, guiando a los turistas. Se cree la gran estrella, la fulana Belén esa". Una estrellita anónima del montón.
¿Por qué siempre eres tú el del anillo, el de la vida social, y yo el de los mocos y oscuros orificios?” El meñique resentido al anular.
"Estoy tan enamorada, que por ti sería capaz de perder la cabeza". Una fan del verdugo.
"A mí sólo acuden los fracasados". Dios.
"No quiero entorpecer tu camino, ni ser una traba en tu vía, pero creo que estás llevando las cosas muy lejos". El riel al tren interestatal
"Aunque no lo creas, me siento un poco ahogado en este lugar. No sé, necesito aire". El pez inconforme.
"Las tetas de mi amigos son testículos para mí". El hipócrita.
Cuando el carnicero fue a pedir la mano de su amada, él mismo se encargó de cortar, con sumo cuidado, la presa suave y blanca.
"Chico, que no alces la voz. ¿Por qué siempre tienes que alzar la voz cuando estás frente al público?" El amigo de un micrófono inseguro.
“Soy bipolar, mi vida es un constante altibajo. He tratado de acabar con esto, de tirarme, pero siempre hay algo que me ataja". El ascensor.
Carolina Lozada en Ficciones para Twitter o la Rebelión de los Mamarrachos
Ilustración: Liliana Porter
En el número 8 de Las Malas Juntas, pueden leer la traducción del cuento polaco "Wiese", de Zofia Nałkowska, hecha por Maja Zawierzeniec. Acá les dejo un adelanto:
"No me desagradaban los judíos. Como tampoco me desagrada la hormiga o el ratón.
Ella espera un momento para ver qué le digo a eso.
Está sentada con toda la pesadez de su cuerpo. Es grande y bastante gorda. Aún no se deshace de su gabán de campo con rayas grises y azul marinas. También el pelo lo tiene bien corto, como los hombres. Lleva gorra, igual de rayas grises y azul marinas.
Viene de visita. Está instalada en una silla blanda en una habitación de hotel. No pide nada, no necesita nada. Sobre todo, no necesita dinero. Y el que le dieron en la asistencia social lo quiere regalar, cuanto antes, a quienes más lo necesiten. Si no hay de otra, lo quiere dar para guardar. Tanto asco le da" (…)
Renato:
A tu edad, la muerte no es un presentimiento sino una certeza, así que no fue una sorpresa el anuncio de tu partida el día después del solsticio de verano en esos países donde los hay, porque tú bien sabes que en el nuestro no sabemos de estaciones. Aquí llueve y escampa, nomás. El 22 de junio ocurrió: te fuiste, aunque tu retiro público ya había sido emprendido hacía tiempo. Hace años te retiraste a un lugar alejado, apartado del ruido de las autopistas. Nada idílico acompañaba tu aislamiento, sólo la enfermedad, la vejez, ese pesado equipaje de los mortales. Tal vez pensaste que a la muerte es mejor esperarla en silencio y preferiblemente a solas; quién sabe qué pensaste, siempre fuiste algo excéntrico... El resto de la despedida la pueden leer en el sexto de Las Malas Juntas